domingo, 27 de marzo de 2022

Sáhara: ¡vaya cagada!, con perdón

 

Es una injuticias vender al pueblo saharaui para que Marruecos ejerza el control de fronteras, o por cualquier otra causa
Es una injuticias vender al pueblo saharaui para que Marruecos ejerza el control de fronteras, o por cualquier otra causa

La ONU, a pesar de los muchos defectos que evidencia, es la única organización capaz de impulsar la amistad, el respeto y la paz entre naciones. Si queremos vislumbrar el futuro de la humanidad con algo de esperanza, su validez es innegable. Con voluntad, sus carencias deben y pueden corregirse; pero siempre han de respetarse sus resoluciones. Si se la desacredita ignorándolas, ¿para qué pertenecer a esta Organización?
No entiendo que el ala socialista del Gobierno, haya decidido suicidarse vendiendo al pueblo saharaui a un régimen autoritario por segunda vez, conculcando el compromiso con la legalidad internacional y las 74 resoluciones de la ONU –que abogan por un referéndum de autodeterminación– que hasta ahora había apoyado.
Muy pocos en la izquierda comprendemos este cambalache que patea el futuro del pueblo saharaui, sin respetar sus derechos. Es alta política de Estado, y lo hace a hurtadillas y sin abrir el debate. ¿Será que este 2022 es el año de los pueblos pisoteados?

sábado, 26 de marzo de 2022

De nuevo el cambio de hora

 

Que mantengamos la misma hora que Polonia, es irracional
Que mantengamos la misma hora que Polonia, es irracional

A estas alturas el cambio de hora debería ser algo desfasado. En 2019 el Parlamento Europeo aprobó, por mayoría absoluta, acabar con esta medida. En 2018, las compañías aéreas lograron paralizarlo hasta 2021. Hoy ha caído en el olvido, algo perjudicial para el ritmo circadiano. Cambiar de horario cada seis meses –y más si no conlleva ahorros según diversos estudios– es un trastorno añadido que afecta a niños, ancianos y enfermos.
Para que no sea otro compromiso incumplido es el momento de abordar, con rigor y madurez, el sentido del huso horario que mantenemos y sus cambios estacionales. Y, en la España continental, lo normal sería emplear el huso horario de Greenwich, dada nuestra longitud en el mapa, y no el de Europa Central, e igualarnos con Reino Unido, Portugal o nuestras hermosas islas Canarias.

miércoles, 23 de marzo de 2022

El clasismo de Feijóo

 

No lo pueden evitar: su clasismo se les escapa por la boca
No lo pueden evitar: su clasismo se les escapa por la boca

Lo tiene tan enraizado que no lo puede disimular. En un mitin, a Feijóo lo traicionó su clasismo cuando dijo que «los que más tienen, no creo que deban tener más derechos –solo faltaba, añado yo–; pero tampoco creo que se les deba señalar en la calle por haber trabajado más».
¿Cómo? ¿Y lo dice así delante de gente que se mata a trabajar y que no será rica en su vida? ¿O de mayores de 50 a los que el capitalismo desahucia? ¿Les dice a la cara que si no salen de pobres es que no se han esforzado como el hermano de Ayuso que sacó 286.000 euros en minutos por tener contactos en Madrid? Y lo increíble es que además le aplauden. Pues nada, si quieren llegar a ricos, sigan votando a la derecha.
Feijóo olvida que riqueza llama a riqueza o, como decía el gran novelista Balzac «detrás de toda gran fortuna se esconde un delito», y es que la mayoría de los que más tienen no han trabajado en su vida, sino que lo han heredado de quien se “forró” con el agotador trabajo de muchos que cobraban poco.

lunes, 21 de marzo de 2022

El ascenso de la ultraderecha

 

El PP, siempre muy de derechas, se parece, cada vez más, a Vox
El PP, siempre muy de derechas, se parece, cada vez más, a Vox

Como Vox es contrario a los valores democráticos y conquistas sociales que nos hemos dado, y busca socavar desde dentro la democracia como la conocemos, resulta preocupante que el 60% de españoles no vean censurable negociar con ellos. Reseño que Vox añora el franquismo, alimenta la xenofobia, no quiere autonomías ni UE –solo nacionalismo español–, pretende recortar derechos ganados por las mujeres en décadas de lucha, ataca a los sindicatos de clase y sus líderes –se les nota– desconocen la palabra empatía.
Así pues, a los demócratas debe inquietarnos que, elección tras elección desde su irrupción en el horizonte político, no pare de crecer. En el inestable tiempo que vivimos, como a mayor desigualdad, más extrema derecha, y más ahora que cuenta con el aval del PP y la gente se inclinará por el original (Vox) y no la copia (PP), la democracia tiene la obligación de defenderse apostando por la justicia social para no alimentar el caldo de cultivo fascista que engendra el descontento.

sábado, 19 de marzo de 2022

Nuevo PP: negar y renegar, como siempre

 

Vox tejió la telaraña y el PP, siempre de derecha extrema, quedó atrapado en ella
Vox tejió la telaraña y el PP, siempre de derecha extrema, quedó atrapado en ella

En Madrid, para no resolver, niegan un informe de Cáritas –ONG de la Iglesia católica– sobre pobreza alegando «¿dónde estarán los pobres?; no los vemos».
En Andalucía niegan –como Feijóo– la violencia machista sosteniendo que «violencia intrafamiliar es más representativo que de género», obviando que el 89% de las víctimas son mujeres. Desdibujan a los cobardes que con su fuerza matan, violan o maltratan y soslayan que, con criterios objetivos, la justicia debe proteger a la víctima siendo imparcial, no neutral.
Y su líder Feijóo, para alabar a Ayuso reniega de décadas de lucha obrera al distinguir entre «gente que “pide” la baja o gente que cuando está de baja sigue trabajando», obviando que la baja es emitida por un médico de la sanidad pública, jamás por el trabajador. Además, ¿qué pretende implantar? ¿Que los enfermos ignoren consejos médicos? ¿Acaso el neoliberalismo no ha ocupado suficientes parcelas?
El PP, negando la realidad, sigue atrapado en la telaraña que le ha tejido Vox.

miércoles, 16 de marzo de 2022

¡Es la guerra, más populismo!

 

Parece que Feijóo se abona al populismo, como Casado
Parece que Feijóo se abona al populismo, como Casado

Según el “moderado” Feijóo «el Gobierno se está forrando con el precio de la luz y de la gasolina». ¡Vaya!, y yo que creía que eran las compañías eléctricas y petroleras –paradigma del modelo económico que el PP ampara– las que se forraban.
Señor Feijóo, ni se forran los ministros ni el presidente, si acaso las arcas del Estado, todos. Además, su populismo le impide añadir que más de la mitad del dinero recaudado, va a las autonomías, incluida la suya y aclarar que España es uno de los países de nuestro entorno que menos recauda en general, y con los impuestos en combustible, en particular –solo Rumanía, Bulgaria, Hungría y Polonia tienen menor carga impositiva–. Y, como ya bajó los impuestos en electricidad, tampoco se recauda lo que nos quiere hacer creer.
Señor Feijóo, permítame un consejo: marque su propia ruta y no trate, sobre todo en tiempos tan convulsos, de superar en crispación al señor Casado haciendo demagogia y populismo barato.
Y, lo de Díaz Ayuso con Igualdad, “pa” nota.

lunes, 14 de marzo de 2022

Mercancía del capitalismo de vigilancia

 

El uso de cookies es una gran herramienta para la manipulación
El uso de cookies es una gran herramienta para la manipulación

Al usar internet dejamos un rastro en forma de cookies de todo lo que visitamos. Esos datos no son insustanciales. Subrepticiamente las empresas los recopilan para analizarlos con sofisticados algoritmos que hurgan nuestras vidas averiguando qué nos conmueve para predecir nuestros deseos y comportamientos. Una vez cribados, se convierten en oro digital que se vende al mejor postor. Sin percibirlo, en el mercado de datos de este «capitalismo de vigilancia», pasamos de ser consumidores a suculenta carnaza codiciada por empresas que los adquieren para modificar nuestros hábitos de compra, e incluso condicionar mentes –sobre todo adolescentes en redes sociales– y manipular furtivamente futuras decisiones de voto.
Los Gobiernos han de legislar el uso ético de estos macrodatos o prohibir las cookies.