domingo, 8 de noviembre de 2020

La desinformación

 

La desinformación presidencial de Trump ha sido algo insólito e increíble
La desinformación presidencial de Trump ha sido algo insólito e increíble
Observando lo ocurrido en EE.UU. es evidente que las fake news llenan el mundo de mentiras y distorsiones de la realidad para manipular emociones y son un cáncer para las democracias. Por eso, el organismo para actuar contra la desinformación que ha aprobado el Gobierno en base a las leyes de emergencia que pidió Bruselas, debería tener una precisión exquisitamente quirúrgica que le impida deslizarse a terrenos pantanosos que afecte a la libertad de expresión. Y no es así. Por eso recuerda el intento de 2018 del Partido Popular con Rajoy. Entonces no estuvo bien; y ahora, tampoco. Aunque como proclama nuestra Constitución, debe hacerse todo lo posible para cumplir con el derecho a recibir información veraz, el Procedimiento publicado es confuso. Y, pese a que el Gobierno nos asegura que se va a usar para combatir la manipulación llegada de otros países, hay que imaginar lo que nos depararía el futuro si alcanzara el poder un partido que retuerza el espíritu por el que se creó la norma.

jueves, 5 de noviembre de 2020

Bye, bye Mr. Trump

 

Trump, un peligroso fascista en el poder
Trump, un peligroso fascista en el poder
Trump, ególatra empedernido que lucha cada día contra la realidad a base de mentiras compulsivas –más de 22.000 contabiliza el Washington Post, unas 20 al día durante su presidencia– ha sido un personaje altamente tóxico. Además de revocar decenas de leyes medioambientales, ha polarizado a la sociedad americana. Y no contento con ello, desde hace semanas, conocedor de que las encuestas le daban por claro perdedor, ha sembrado dudas sobre la maquinaría electoral de su propio país. Personaje impredecible, hoy no acepta el resultado, y hace lo posible por aferrarse al poder. Es lo más previsible cuando se le entrega el poder a un maníaco fascista. Siempre ha sido un peligro para la democracia. Ahora, tratando de nuevo de pulverizar la realidad, crea un mal precedente que podría prender en otros países.

martes, 3 de noviembre de 2020

Antropoceno: la huella de un fracaso

 

Lo que vamos a dejar a las generaciones futuras solo tiene dos nombres: Antropoceno y Vergüenza
Lo que vamos a dejar a las generaciones futuras solo tiene dos nombres: Antropoceno y Vergüenza
Nuestra actividad especulativa y depredadora produce tan demoledor impacto en el ecosistema, que existe un amplio debate científico para designar los negativos efectos de la acción humana como una nueva época geológica: el Antropoceno.
Habitamos la Tierra 7.800 millones de personas y tan ingente población, más la predominante economía de mercado que no debe parar de crecer para no entrar en recesión, hace tiempo que nos abocó a un punto de no retorno. Si se frenara el ritmo, sería el caos con hambrunas y revueltas.
En nuestro funesto recorrido, jamás importó que los científicos alertaran de que debíamos cambiar drásticamente nuestro modo de entender la vida. Jamás importó sobrepasar el día de sobrecapacidad de la Tierra, día del año en que se consume tanto como nuestro mundo es capaz de regenerar en 365 días, y que actualmente se viene produciendo en agosto. Tampoco importó que décadas de depredar los recursos y contaminar sin control, nos llevaran a un callejón sin salida sin hacer nada para limitar el crecimiento demográfico y frenar la tensión a que sometemos el planeta y los seres que lo moran. No supimos y no quisieron parar. Somos culpables por no haber dicho basta a nuestros dirigentes. Ni ellos estuvieron a la altura, ni nosotros por ponerlos ahí. Ya la hecatombe es imparable.
Antes, ser joven era un plus: el futuro por delante. Ahora, con el inminente horror de un mañana tan adverso –inundaciones, devastadores incendios, récord de temperatura ártica, huracanes arrasadores, granizadas insólitas que asolan cultivos, enorme oleaje, desplazados climáticos, eclosión de pandemias por nuevos virus, guerras por el agua, sequías y hambrunas jamás vistas–, será un pesado lastre. Me aflijo con y por vosotros.
Soñé con dejar un planeta mejor al que encontré y, al no ser así, mi decepción es tan grande que me siento incapaz de expresar el profundo dolor que me embarga al legaros la hiel de nuestro colosal fracaso.

sábado, 31 de octubre de 2020

La magia de Ayuso

 

Ayuso  hace magia en la supuesta zona confinada de Guzmán el Bueno de Madrid
Ayuso  hace magia en la supuesta zona confinada de Guzmán el Bueno de Madrid
Ayuso defiende a capa y espada, que «cuanto más pequeños son los cierres mejor funcionan». Vivo en el linde de la zona sanitaria del Guzmán el Bueno. Cada una de las cinco jornadas que llevamos de supuesto confinamiento, he recorrido al menos dos veces al día en distinto horario los 3,8 kilómetros de su pequeño perímetro sin tan siquiera observar un solo control policial; pero sí el despelotado trasiego habitual de personas y coches cruzando sus hipotéticas fronteras. No sé si en otras zonas confinadas del extrarradio que, al contrario que esta perteneciente a Chamberí y Centro, no son caladeros de votos del PP, existen controles. Constato que aquí, ninguno. Por ello deduzco que la señora Ayuso debe tener fantásticos poderes extrasensoriales pues sus números referidos a la pandemia no paran de bajar mientras la ósmosis en el perímetro de su «pequeño confinamiento» es total.

jueves, 29 de octubre de 2020

Feijoo y la corrupción del lenguaje

 

Feijoo prostituye el lenguaje cambiando del nombre de las cosas
Hay que llamar las cosas por su nombre
Proclama Feijoo que utilizar la figura del estado de alarma, pudiendo «hacer lo mismo con legislación sanitaria», es «demoledor» porque «se carga el consumo». Espere, a ver si lo entiendo. ¿Admite que la medida es aceptable, pero afirma que hay que llamarla de otra manera, aunque también machaque el consumo? O sea, ¿mete más ruido en medio de la pandemia por una nimiedad? Me trae a la memoria las protestas del PP por el matrimonio homosexual. Decía Rajoy que no se trataba de que no les gustara –aunque evidentemente les chirriaba–, es que se le «podía poner otro nombre para hacer la misma ley». ¿Pretende «hacer lo mismo» cambiando de nombre y así menguar la capacidad crítica de la sociedad?
Somos adultos capaces de discernir y como adultos merecemos ser tratados. La lengua es primordial para comunicar. Si se prostituye edulcorándola para llamar de otra forma lo que no nos gusta, se termina institucionalizando la mentira, tal como ocurría con la “neolengua” en 1984 de George Orwell.

martes, 27 de octubre de 2020

No servirá de nada

 

En demasiadas ocasiones, la policía hace la vista gorda y no usa la mascarilla
En demasiadas ocasiones, la policía hace la vista gorda y no usa la mascarilla
Bueno, en realidad, sí; para disminuir tímidamente los casos, pero en cuanto se relajen las medidas, volveremos a lo mismo. ¿Por qué? Porque no se controla la distancia de seguridad, ni el transporte, ni el uso de mascarillas, ni la policía la lleva en muchos casos. No me creen. Cuando vean un coche policial –nacional o municipal–, echen un vistazo. En muchos casos, uno de los dos agentes, o los dos, no la llevan, aunque últimamente han multiplicado su uso. Y para que no haya picaresca a la que somos tan aficionados, el que quiera hacer deporte… con mascarilla. El que quiera fumar… a su casa. Comer o beber… al bar o a su casa. Mascarilla, sí o sí. Y el que no, multa que te crio. Todo con riguroso control, que yo, cada vez que salgo a pasear, o a montar en bicicleta –con mascarilla, por supuesto–, o a la compra, veo multitud de infractores. Pero como somos así, en cuanto bajen los contagios y nos relajemos, vuelta a subir poco a poco hasta el próximo confinamiento. Tiempo al tiempo.

domingo, 25 de octubre de 2020

Ayuso: el enfrentamiento y la economía por bandera

 

La poca seriedad de Díaz Ayuso está dejando boquiabiertos a propios y extraños
La poca seriedad de Díaz Ayuso está dejando boquiabiertos a propios y extraños
Contra viento y marea, comunidad científica incluida, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, alias “sola contra el mundo”, sostiene que anhela hacer «políticas sensatas y moderadas en las que no se enfrente salud y economía» para «no rematarla, que está sufriendo y nos estamos hundiendo».
¿No nos estará hundiendo la cifra de contagios? ¿Qué cree que ocurrirá si continúa tomando medidas laxas? Y si, por su dejación y absurda guerra contra el Gobierno, el número de contagios y test positivos se mantienen como hasta ahora lejos del verde que marca Europa para considerarnos zona de bajo riesgo, ¿cree que la gente volverá a llenar locales si muere como chinches? ¿Piensa que volverá a visitarnos el turismo? ¿Así activará la economía?
Basta ya de manipulaciones políticas solicitando un día el «estado de alarma para toda España», para pedir lo contrario al siguiente.
Así no, señora Ayuso. Sin seriedad para combatir al virus con la ciencia, no hay salud; y sin salud, no hay economía.