¿Moderar las formas o cumplir las normas?

En el Parlamento hay que guardar respeto, pero, sobre todo, respetar las normas

A raíz del “se la bufa” de Pablo Iglesias a Rajoy, los que en el Congreso usan un lenguaje tobillero, como Rafael Hernando, se rasgaron las vestiduras desatando una campaña para moderar las formas. Nadie duda que haya que conjugar respeto con libertad de expresión, libertad que en ningún caso debe coartarse en el Parlamento. Y hay que reconocer que si no hubiera sido por la enumeración de sinónimos de Iglesias para desvelar la indiferencia de Rajoy a la contundente reprimenda a su Gobierno por los letrados de la Cámara, ésta hubiera quedado en agua de borrajas y muchos ciudadanos no habrían sabido que el Ejecutivo abusa del derecho a veto presupuestario, un derecho que, según consta en el informe jurídico, “debe usarse como algo excepcional para no impedir la potestad legislativa normal de las Cámaras”. En mi opinión, la crónica periodística debería haber puesto el foco en la reprobación —un Parlamento inservible en la práctica por quebrantar las normas— y no en las formas.

Justicia y corrupción, dos antagonistas

La reforma de la LECrim realizada por el PP es inmoral. Muchos casos se cerrarán por falta de medios

Lo que contemplábamos no presagiaba nada bueno, y ahora saltan las alarmas. Cuando se tolera la corrupción de los nuestros se juega con fuego. Y es que la condescendencia permisiva de quien ostenta el poder, hace que las instituciones enfermen y la infección lo contagie todo, hasta gangrenar la Justicia: algunos presuntos corruptos fueron alertados de estar siendo investigados. Si además se intenta controlar la Judicatura, obtenemos un cóctel miserable.
La separación de poderes, imprescindible en una democracia de calidad, ha ser cristalina para garantizar los derechos individuales y, en España, no lo es. Hay que reformar las leyes para impedir que los nombramientos en la Judicatura los realice el poder político. Cuando se pierde la fe en la justicia, el sistema democrático se descompone derrumbándose cual castillo de naipes. Urge poner fin a la corrosión de nuestros valores democráticos; no quiero asistir impotente a ver a España convertida en un Estado fallido donde campa la corrupción moral.

Presupuestos hipotecados

Presupuestos Hipotecados gracias al PP

¿Cómo es posible que un Gobierno débil, para mantenerse en el poder, pueda hipotecar los Presupuestos futuros durante 15 años?
Ninguna administración, sea estatal, autónoma o municipal, debería poder pactar más allá de su horizonte de mando o, como en el caso actual con inestabilidad palmaria, hasta la disolución de las Cámaras. No es decente que los próximos Ejecutivos deban hacer frente a algo que ellos no pactaron o, que incluso, manifestaron abiertamente su total rechazo. Además, este irritante mercadeo amplía la brecha, la injusticia, entre comunidades.

Francia, entre lo malo y lo peor

La Marianne está triste

Por primera vez en seis décadas, el añejo bipartidismo galo sale malparado. El socialismo, con el neoliberal Macron de ministro de Economía, se consagró a reorientar su gestión hacia los dictados de Bruselas, aplicando políticas económicas antisociales que complacieron a los mercados financieros pero que, con una dura reforma laboral firmemente contestada, trituraron los derechos de aquellos que le votaron. Por eso, en las urnas, el castigo ha sido merecidamente riguroso. Mientras los republicanos, al no gobernar, han limitado los daños aunque tampoco alcanzan la segunda vuelta. Ambos deben reflexionar profundamente.
Los candidatos que pasan son Macron, que reniega del socialismo que lo encumbró y ha manifestado complacerle la reforma laboral española de Rajoy, y Le Pen, que quiere romper con la UE y controlar fronteras.
Este domingo los franceses deberán elegir entre el neoliberalismo o la ultraderecha xenófoba, entre el individualismo o la insolidaridad férrea, entre lo malo y lo peor. Que se preparen nuestros vecinos para la que se les viene encima.

La extenuante guerra del PP contra la corrupción

En el Partido Popular la corrupción pesa muchísimo

Manual de instrucciones: Anunciar una conspiración contra nosotros. Ignorar las denuncias internas. Enviar SMS de apoyo amparando a sospechosos. Dar a Bárcenas 21.300 euros al mes, despacho, coche, ordenadores y secretaria. Destrozar discos duros. Destruir libros de visitas. Recusar jueces. Intentar anular procesos. Recurrir fianzas impuestas. Designar fiscales anticorrupción de dudosa imparcialidad. Conceder indultos a corruptos. Obstaculizar causas como acusación. No entregar los informes sobre las reformas de la sede nacional. Callar ante las preguntas de la Fiscalía. Influir en testigos preparando su comparecencia. Recibir a imputados por corrupción en despachos oficiales. Reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal para convertirla en “ley de punto final”. Censurar a jueces generando desconfianza. Lamentar la lentitud que nosotros mismos provocamos… Y, lo más importante, afirmar cansinamente nuestra colaboración con la Justicia. ¡Un sinvivir!
Una reflexión: la culpa in vigilando mantenida en el tiempo se transforma en cooperación necesaria. España no merece ni puede estar gobernada por los conocedores o responsables del saqueo sostenido a las arcas públicas, y quienes con su actitud invistieron a Rajoy, son cómplices.
¡Ah!, y hoy 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, grito, más que nunca, ¡viva la lucha de la clase obrera!

El mapa de la corrupción

España, un rompecabezas de corrupción

Poco a poco, las piezas del puzle de nuestra expoliada geografía encajan para conformar el desolador entramado de la España del saqueo organizado a que se someten las instituciones públicas. Desde hospitales y colegios, a distribuidoras de aguas o fondos para el empleo, pasando por la privatización de solventes empresas, todo es ominosamente rapiñado por la ambición de poder y la codicia. Para mayor escarnio, con los estragos provocados se justifica la privatización de instituciones, otrora orgullo nuestro y referentes en Europa.
En este desmoralizador panorama, prácticamente no queda organismo donde la corrupción no haya introducido sus infectos tentáculos. Urge devolver todo lo expoliado y reponer los servicios públicos a su nivel original. Pero sobre todo, los poderes del Estado han de trabajar duro para erradicar esta podredumbre, sin ambages ni medias tintas como acostumbra el PP, o prosperarán la injusticia y la desprotección ciudadana hasta corroer nuestros valores. Algo perverso, sólo hay que observar a Italia y su mafia.

Aznar, desmontando el mito

El milagro económico de Aznar, una patraña

Dicen que Aznar fue el milagro económico que salvó a España.
Analicemos: Aznar, siguiendo la senda iniciada por su predecesor, Felipe González, fue el Presidente que más privatizó. Vendió, a precio de ganga, nuestro patrimonio para disminuir el nivel de deuda pública de aquella etapa y cumplir el requisito europeo de reducir el déficit fiscal por debajo del 3% del PIB. Ingresó por este concepto unos 30.000 millones de euros, más de 41.000 millones actuales. Hoy, estas empresas tienen beneficios anuales de 12.000 millones de euros. Repito: una ganga.
En sus ocho años de Gobierno, España recibió mucho dinero de los fondos europeos equivalente al 1% del PIB. Gerhard Schröder relacionó el crecimiento de la economía española con las ayudas recibidas. Además, nuestra economía se disparó empujada por factores externos, como la reducción de precios de materias primas a nivel global. También tuvo la suerte de que la producción anual mundial, en términos de PIB, creció a un ritmo superior al 3% casi todos los años de ambas legislaturas.
En 1998 aprobó la “Ley de Liberalización del Suelo” logrando que se empezara a construir y comprar viviendas caras alocadamente, con la esperanza de que su precio continuase subiendo. Con ello Aznar consiguió un espectacular aumento de ingresos mientras se inflaba la burbuja inmobiliaria, generando una actividad recalificadora con la que los ayuntamientos colmaron sus arcas y, algunos alcaldes, sus cuentas corrientes particulares. El parque inmobiliario crecía a ritmo del 5% anual. Los enormes beneficios de las constructoras, las inmobiliarias y la Banca, supusieron un aumento de la recaudación de 1,3 puntos del PIB. Más tarde, esas hipotecas otorgadas a todo el mundo por valor superior a la vivienda, quebraron varias Cajas que fueron rescatadas con dinero público.
Con estos datos se desmonta una leyenda muy extendida: no hubo ningún milagro en la etapa de Aznar. La situación que confluyó en la creación del euro, la bonanza económica mundial, la venta del patrimonio de todos y la burbuja inmobiliaria son, menos mal, irrepetibles. Con aquellos mimbres el más idiota hace canastos... aunque luego lleve al estallido de la burbuja con todas sus dramáticas consecuencias.