Cospedal no para de tomar el pelo a los españoles |
La ministra Cospedal, en su inflexible lucha contra la corrupción, sostiene que al presidente de la Comunidad murciana, se le “acusa de un delito de pensamiento”, por “pensar en celebrar un contrato que nunca se celebró”. El Código Penal recoge el delito en grado de tentativa cuando alguien, con la intención de cometer una fechoría, comienza su ejecución pero no la consuma por causas ajenas a su voluntad, como ocurrió, al tener el juzgado que acelerar la operación, con los contratos de publicidad institucional y los de reputación política y personal. Aunque estos hechos políticamente impresentables no llegaron a formalizarse, sí que estaban cerrados y tenían fecha para facturarse.
Cospedal, que se autodefine como católica practicante, debería comprender el “Yo confieso”, donde se evidencia que el pecado de pensamiento plenamente consentido equivale al acto cometido, es decir, tiene igual gravedad el pensamiento como la acción. Vamos, que cuando alguien planea un atraco se expone a ser detenido.
¡Ah!, y que C’s no se deje ningunear de nuevo en su pacto con el PP.
Cospedal, que se autodefine como católica practicante, debería comprender el “Yo confieso”, donde se evidencia que el pecado de pensamiento plenamente consentido equivale al acto cometido, es decir, tiene igual gravedad el pensamiento como la acción. Vamos, que cuando alguien planea un atraco se expone a ser detenido.
¡Ah!, y que C’s no se deje ningunear de nuevo en su pacto con el PP.