La destrucción de los discos duros de Bárcenas: ¿colaboración con la Justicia? |
Narran las crónicas que, tras la misteriosa retirada de Bárcenas de la acusación por el caso de los ordenadores, ésta se debilita porque abandona el principal interesado. Silencian que el principal interesado/afectado es el Estado español que ha visto mermadas sus arcas por la ingente cantidad de dinero defraudo y el pago de servicios en B, que podrían haber reforzado, en lugar de recortado, el Estado de bienestar. Además, con la destrucción, después de requerirlos Bárcenas y tras el registro de la sede de Génova por la policía reclamando documentación sobre las obras de reforma, de las pruebas que supuestamente se hallaban almacenadas en los discos duros, se nos ha privado del esclarecimiento, hasta sus raíces, de uno de los casos de corrupción más graves ocurridos en España que, por si fuera poco, afecta presuntamente al partido político que nos gobierna. Por ello, la Fiscalía debería dejar de echar una mano al PP solicitando el archivo de la causa y, en su lugar, abrir diligencias con urgencia.
Que nadie se olvide: el dinero hipotéticamente robado es el nuestro y tenemos derecho a saber.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!
Que nadie se olvide: el dinero hipotéticamente robado es el nuestro y tenemos derecho a saber.
¡Ay, Carmena! ¡La que estás liando!
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El pasado 20 de junio se celebró el día mundial del refugiado. Europa, para conmemorarlo, contó con poco más que miles de muertes de inocentes acaecidas durante su intrincado éxodo porque, olvidando sus raíces solidarias, ha sido incapaz de dar respuesta a la grave tragedia humana protagonizada por personas que huyen, al igual que nosotros en el pasado, de horrores bélicos, políticos, económicos… Los movimientos migratorios que se han producido a lo largo de los tiempos, y que ahora presenciamos exponencialmente agravados en la aldea global, son imparables. No hay “efecto llamada” sino “efecto huida de la miseria y del horror de la guerra”. Y sean cuales sean las vergonzantes medidas disuasivas que implanten los gobiernos de cualquier rincón del mundo, no existe, ni existirá, fuerza capaz de detener la tremenda acometida de la desesperación humana: para el que todo está perdido, no hay más que perder.¿Cómo debemos entender el concepto de ciudadanía europea? ¿Qué valores nos sustentan? ¿Nos prohibirán ser hospitalarios? Dos certezas se instalan en mi conciencia para defender a los refugiados: Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, sus seres queridos, la tierra que le vio nacer, porque sí. Usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestras familias.
Parafraseando a Groucho Marx: “Europa, partiendo de la nada, ha alcanzado las más altas cumbres de la miseria intelectual con su único esfuerzo”.
Me niego a aceptar este despropósito. ¡Qué descomunal deshonra para esta decrépita, acomodada e hipócrita Europa!