domingo, 22 de junio de 2025

Acabar con la corrupción

 

Los corruptores, como los corruptos, deben pagarlo
Los corruptores, como los corruptos, deben pagarlo

La corrupción devora lo que con tanto esfuerzo construimos. Se alimenta de egoísmo, ambición desmedida y deseo insaciable de lucro; no respeta a nada ni a nadie. Es una fuerza destructiva que transita por los rincones más oscuros de la sociedad. Se introduce en todos los ámbitos, socava los pilares de la confianza y convierte el servicio público, la promesa de bienestar colectivo, en territorio de saqueo de unos pocos.
El daño causado es incalculable. No solo en términos materiales, donde millones de euros se desvanecen en manos corruptas, sino en lo más profundo: lo humano. Es la desolación que deja detrás, es la desesperanza de los ciudadanos que sufren el abandono de sus derechos básicos, es la creciente desigualdad que genera un sistema donde unos pocos se enriquecen mientras la mayoría se ve condenada a luchar por lo mínimo. Hospitales, educación, agua potable, obra pública… todo se convierten en terreno de saqueo. Hasta las empresas públicas de servicios estratégicos, otrora solventes y orgullo de la nación, se enajenan a intereses privados.
Las instituciones se desmoronan desde dentro y pierden su capacidad para proteger a la ciudadanía. Los recursos que deberían ser destinados al bienestar común son desviados por las manos de quienes no tienen otro objetivo que satisfacer sus ansias de dinero, mientras los ciudadanos se ven indefensos ante el despojo sistemático.
Pasó el momento de hablar con palabras tibias. No sirve, no ayuda. Hay que actuar con una contundencia sin precedentes. Es necesario que corruptores y corruptos enfrenten las consecuencias de sus actos, no solo con penas ejemplares, sino con un verdadero proceso de purga que los obligue a devolver lo robado. El daño causado a las instituciones y a la confianza de la ciudadanía debe ser reparado, aunque en muchos casos las cicatrices no sanarán. Pero no podemos rendirnos. No podemos permitir que esta podredumbre siga infectando nuestra democracia.
Penas más severas, multas exorbitantes, fin de los aforamientos y, lo más importante, prohibir que aquellos que han corrompido el sistema puedan volver a tocar el poder. Las empresas que han participado en prácticas corruptas deben ser expulsadas del proceso de licitación pública para siempre y sin contemplaciones.
España no se renovará por sí sola. La ciudadanía debe ser consciente de que la democracia no es un regalo que se recibe, sino una responsabilidad que se defiende. La indiferencia es uno de los grandes enemigos que tenemos como nación. La lucha contra la corrupción no es solo una cuestión política, sino de ética, de dignidad, de supervivencia.
Mientras no exista renovación verdadera, España seguirá enferma porque la indiferencia ciudadana es uno de los grandes males que descompone a la democracia situándola al borde del abismo fascista populista.

miércoles, 18 de junio de 2025

La colosal decepción

 

A pesar de los corruptos no podemos olvidar lo que significa ser de izquierdas
A pesar de los corruptos no podemos olvidar lo que significa ser de izquierdas

Suena el teléfono. Es mi amigo Rafa, de izquierdas de toda la vida, como yo:
–Miguel... Estoy hundido. Llevo días dándole vueltas. No sé si voy a votar. Si lo hiciera, ni siquiera sé a quién. Me siento estafado. La izquierda... lo que pensábamos que era la izquierda... me parece ahora una farsa. Farfolla. Me da hasta vergüenza.
–No digas eso, Rafa. No podemos rendirnos. Entiendo el desencanto. Todos estamos hartos de ver cómo se mancha lo que es limpio. Pero si tú, que has creído siempre en un mundo más justo, más libre, tiras la toalla... ¿entonces qué nos queda? Justo por eso hay que votar.
–¿Y qué sentido tiene seguir defendiendo algo que parece roto? Se supone que la izquierda es ética, diferente, pero ahora... corrupción, luchas internas, postureo... ¿Qué queda de todo aquello?
–Queda lo esencial. Queda la convicción de que este país, cuando avanza en derechos sociales, cuando hay más libertades, más justicia, es porque ha sido la izquierda quien lo ha impulsado. La derecha jamás. La derecha solo gestiona privilegios para ricos y, cuando tiene poder, lo usa para recortar derechos y libertades, para criminalizar, para retroceder. ¿Quieres que te recorten la pensión o que bajen el salario mínimo?...
–No; pero es que hay cosas que también duelen desde dentro. No todo lo puede justificar el “mal menor”.
–Y no hay que justificarlo todo. Al contrario, hay que exigir más. Pero desde dentro, desde la acción. No desde la abstención. No podemos permitir que el ruido de la “fachosfera” —política, judicial, mediática— nos nuble el juicio. Toda esa bulla está hecha para desmotivarnos. Para que la gente como tú diga: “no merece la pena”.
–Es que lo que está pasando es muy grave...
–Gravísimo. Y precisamente por eso hay que meter en la cárcel a los corruptos y que lo paguen. Pero no podemos olvidar que la derecha ha hecho cosas muchísimo peores: saqueo de las arcas públicas, redes para destruir pruebas que les incriminaban, elaborar informes falsos para hundir a rivales políticos... y los ha protegido. Eso sí que es una auténtica mafia. Pero ellos no dudan en votarse. Nosotros, en cambio, nos autoflagelamos. Nos derrotamos solos.
–¿Y no es honesto dudar?
–Claro que sí. Y valiente. Pero no podemos dejar que la duda nos paralice. Tú creías en un mundo más justo, y esa idea sigue viva. Está herida por los miserables, sí, pero no muerta. No votes por unas siglas. Vota por esa idea. Porque si tú y yo renunciamos a ella, entonces sí que habrán ganado los que persiguen la desafección.
–No sé… igual tienes razón. Necesitaba hablar de esto con alguien.
–No te rindas, Rafa. No ahora.

domingo, 15 de junio de 2025

Feijóo: Ríndase a la democracia, no a la mentira

 

Feijóo no abandona el guion ultraderechista
Feijóo no abandona el guion ultraderechista
España votó. Y votó plural. Votó por la convivencia, por la diversidad ideológica, por una democracia que, aunque imperfecta, sigue siendo el único sistema que garantiza libertades, derechos y justicia social. Quien aún no lo ha entendido, o se niega a aceptarlo, es el PP. Parafraseando a su propio líder: quien debe «rendirse a la democracia» es el PP. Porque rendirse a la democracia no es claudicar, es aceptar que no se puede deslegitimar a diario lo que emana de las urnas solo porque no te favorece.
El PP ha convertido la crítica política legítima en corrosión constante de las instituciones. No aceptan al Gobierno porque no lo lideran. Llaman ilegítimo a lo que es legal. Hablan de libertad, pero pactan con quienes recortan derechos. Alimentan el odio territorial para ocultar su falta de proyecto de país. No hacen oposición, siembran odio, desafección, ruido y desconfianza en la democracia misma. Son el «verdadero peligro para la democracia».
Y también es alarmante el papel de Ayuso, presidenta madrileña, que ha decidido importar las peores tácticas del “trumpismo”. Lo que pretende con su nueva normativa es reprimir la disidencia, amordazar a los jóvenes y convertir las universidades en espacios controlados por el miedo. Multas de hasta 100.000 euros por protestar sin permiso, de hasta 15.000 por una pancarta, y hasta un millón de euros en casos extremos. Es un delirio autoritario impropio de una democracia europea. ¿Qué será lo siguiente, perseguir el pensamiento crítico como si fuera un delito?
Y Vox, con su agenda reaccionaria, no solo no desentona en este escenario, sino que lo lidera. Negacionismo climático, censura cultural, ataques a colectivos vulnerables, y un desprecio total por la memoria democrática. Y el PP, lejos de frenarlo, lo respalda y le abre la puerta del poder en ayuntamientos y comunidades. ¿A cambio de qué? ¿De una alcaldía? ¿De un presupuesto? ¿De una falsa apariencia de estabilidad?
La democracia no es solo votar. Es sobre todo respeto al resultado. Es garantizar la libertad de expresión, incluso cuando molesta. Es permitir la protesta, incluso cuando incomoda. Es entender que el poder no da derecho a imponer el silencio, sino la responsabilidad de proteger el diálogo.
A la derecha, que cada día intenta socavar la democracia desde las instituciones que deberían defenderla, hay que decirle claro: ríndanse a la democracia. Acepten las reglas del juego o admitan de una vez que lo que quieren es romper el tablero.
La ciudadanía les observa. La historia también.

miércoles, 11 de junio de 2025

Justicia asimétrica

 

Tenemos una justicia claramente sesgada por la dictadura
Tenemos una justicia claramente sesgada por la dictadura

En España, la balanza de la justicia no está equilibrada. Hay notorias evidencias de un trato desigual cuando el acusado es una figura de izquierdas frente a una de derechas.
Cincuenta años después de la muerte del dictador Franco, la justicia española arrastra inercias que la vinculan con una estructura de poder profundamente conservadora. Esta doble vara de medir se hace especialmente visible cuando se observan los casos judiciales en los que están implicados políticos progresistas, activistas o representantes sociales.
Los casos en los que políticos de derecha se ven involucrados en presuntos delitos de corrupción, prevaricación o enriquecimiento ilícito suelen archivarse con llamativa rapidez, si es que llegan siquiera a abrirse. Y, cuando se abren, a menudo el proceso se dilata años, se vuelve confuso, prescribe o se resuelve de manera favorable al acusado.
En contraste, cuando la justicia se dirige hacia miembros de la izquierda política, el escenario cambia radicalmente. Los procedimientos se abren con facilidad, aunque no haya base sólida; se alargan durante años con investigaciones prospectivas; y aunque se archiven, se reabren una y otra vez, generando un desgaste personal, político y mediático que es irreversible. Se torna un arma política de destrucción.
Organizaciones como Manos Limpias junto a grupos como Abogados Cristianos, son expertos en utilizar los mecanismos judiciales para perseguir a voces disidentes, especialmente del ámbito progresista, feminista o independentista. A menudo, sus denuncias acaban archivadas, pero no sin antes haber generado titulares, escándalos, presión mediática y desgaste.
Estas entidades aprovechan las debilidades del sistema judicial y la falta de reformas profundas desde la Transición para mantener vivo un aparato judicial en el que muchos jueces, fiscales y magistrados siguen respondiendo a una lógica heredada del franquismo. El “lawfare” —uso de la justicia como herramienta de guerra política— no es solo una realidad importada de América Latina cuando la izquierda lograba el poder; en España, tiene nombres, víctimas y consecuencias.
Es innegable que durante la transición democrática no hubo una depuración del aparato judicial franquista. Muchos jueces educados y promovidos bajo el régimen continuaron en sus cargos, y el espíritu reaccionario se perpetuó en las estructuras del Estado. Esa falta de ruptura ha permitido que aún hoy, en plena democracia, se criminalice con facilidad al adversario político cuando es de izquierdas, mientras se protege a quienes representan o defienden los valores del viejo orden.
Es urgente una reforma profunda del sistema judicial español: despolitización incontestable del Consejo General del Poder Judicial, mecanismos de control ciudadano, transparencia en los nombramientos, becas para acceder a la judicatura que la democratice, y una revisión del papel de los jueces en causas con carga ideológica. La democracia no se defiende solo en las urnas: también se protege en los tribunales.
Porque si la justicia no es igual para todos, entonces no es justicia. Y mientras siga siendo un instrumento al servicio de una parte, seguirá alimentando la desigualdad y el desencanto.

lunes, 9 de junio de 2025

Fascismo y guerras

 

No a la guerra es un NO rotundo al fascismo
No a la guerra es un NO rotundo al fascismo

Más de la mitad de los españoles cree que nos abocamos a la Tercera Guerra Mundial. Y, por el auge del fascismo, tal vez no estén desencaminados. Siempre que el fascismo crece, como ahora, se forja un evidente vínculo con la guerra que refleja la naturaleza expansionista y violenta de esta ideología que se nutre del autoritarismo, el nacionalismo extremo, el militarismo y el rechazo a las democracias liberales, lo que lo hace propenso a la guerra y la confrontación.
En conflictos actuales, o del siglo XX, por todo el mundo, la influencia de regímenes autoritarios con tendencias fascistas o neofascistas ha sido incuestionable. En muchos de estos casos, las guerras no solo estuvieron motivadas por intereses territoriales, sino también por la imposición de un orden político basado en el control total, el rechazo a la pluralidad y la justificación de la violencia como un medio legítimo para lograr sus objetivos.
Así, la relación entre los conflictos bélicos y el ascenso del fascismo es una constante de la historia moderna, marcada por la propensión de los regímenes fascistas a utilizar la guerra como instrumento para imponer su ideología, expandir su poder y destruir a quienes perciben en su imaginario como enemigos, ya sean internos o externos. Este vínculo no solo se limita a grandes guerras, sino que se extiende también a conflictos locales, en los cuales el fascismo busca la hegemonía a través de la confrontación y la violencia.
Así que, si usted vota fascista, sepa que vota un sí a la guerra, un sí al asesinato de seres próximos y queridos… Claro que teniendo en cuenta que si los españoles fuéramos ratones muchos votarían al gato…

viernes, 6 de junio de 2025

La paletería de Ayuso

 

Ayuso, aconstitucional y una gran paleta
Ayuso, aconstitucional y una gran paleta

Pocas veces una figura pública tan expuesta parece tan orgullosa de exhibir su ignorancia como Isabel Díaz Ayuso. Su última pataleta hacia la Conferencia de Presidentes, es un ejemplo de desdén, provincianismo intelectual y desprecio a la diversidad que, precisamente, consagra nuestra Constitución.
Afirma la presidenta madrileña, con ese tono que mezcla desparpajo y prepotencia, que «lo que me tengan que decir en los pasillos en español, o lo dicen dentro, en el mismo idioma, o me saldré». Dice también que no usará los pinganillos —herramienta básica de cortesía y comprensión en un país plural— y remata su boutade acusando a quienes hablan catalán de hacer «provincianismo con el secesionismo».
Hay que tener muy poca cultura política, o directamente una actitud antidemocrática, para despreciar así a las lenguas cooficiales reconocidas por la Constitución de 1978. Porque no es una moda de “Pedro Sánchez”, como insinúa Ayuso, sino una obligación legal y moral que dimana del artículo 3 de nuestra Carta Magna que reza: «el castellano –que no el español ya que este término abarca un significado más amplio, incluyendo los dialectos y variantes del idioma hablados en España y América Latina– es la lengua española oficial del Estado», que las «demás lenguas españolas serán también oficiales un patrimonio cultural» y «serán objeto de especial respeto y protección».
La actitud de Ayuso no solo es un insulto a catalanes, gallegos o vascoparlantes, sino una afrenta directa a ese mandato constitucional. Convertir el uso de una lengua en una provocación es una forma de negarle legitimidad al otro; es sembrar la división donde debería haber entendimiento. Y todo esto con el cinismo de quien gobierna la comunidad más rica de España, pero insiste en victimizarse constantemente, como si ella, y solo ella, representara la voz legítima de lo español.
Lo verdaderamente paleto no es hablar catalán, gallego o euskera. Lo paleto es reducir España al castellano, como si el resto de las lenguas y culturas que la componen fueran adornos prescindibles. Lo paleto es encerrarse en un nacionalismo de baratillo disfrazado de cosmopolitismo de tablao. Lo paleto es negar la riqueza de lo diverso y comportarse como si el país empezara y terminara en la Puerta del Sol.
La ignorancia no es una virtud, y mucho menos en alguien que preside una comunidad autónoma y se sienta a representar a millones de ciudadanos en una Conferencia de Presidentes. Ayuso no solo exhibe una preocupante falta de respeto institucional y educación democrática, sino que además se muestra orgullosa de ello, como si fuera una medalla.
Ese populismo ramplón, que se disfraza de sentido común pero que no conoce la Constitución que dice defender, es una amenaza para la convivencia. Porque niega la pluralidad, desprecia lo diferente y convierte el diálogo en imposición.
Y sí, señora Ayuso: si no quiere ponerse el pinganillo, no se lo ponga. Pero al menos tenga la decencia de no insultar a quienes hablan su lengua con orgullo, amparados por la misma Constitución que usted invoca para negarles su sitio.

miércoles, 4 de junio de 2025

Cómplices del criminal Netanyahu

El genocidio no cesa
El genocidio no cesa

 Durante décadas, Israel ha llevado a cabo una campaña sistemática de desplazamiento, humillación y exterminio del pueblo palestino. Lo que en sus inicios se encubrió bajo el relato de una lucha por la seguridad nacional, hoy se revela como lo que es: un genocidio premeditado y metódico. El fiscal de la CPI ha solicitado una orden de arresto contra Netanyahu por crímenes de guerra y contra la humanidad. Ya no es una cuestión de opinión: es un asunto legal, jurídico y moral.
Netanyahu, a la cabeza de un gobierno que ha normalizado el crimen, está masacrando a los civiles de Palestina. Niños muertos en bombardeos, hambruna, hospitales reducidos a escombros y hogares convertidos en polvo. No es una guerra; es limpieza étnica. Lo que Netanyahu persigue con suma frialdad, es forzar el éxodo palestino. Busca hacer la vida imposible para que quienes sobrevivan al terror se marchen y, apilando cadáveres, borrar Palestina del mapa.
Lo insoportable de esta tragedia no se limita a la responsabilidad de su primer ministro. Según recientes encuestas, una parte significativa de la población israelí apoya sus crímenes. No se trata solo de un líder psicópata: se trata de un consenso nacional que ha normalizado el “apartheid” y el genocidio. Como sociedad, Israel ha cruzado la línea de lo imperdonable.
Quiero recordar que, en los años 30 y 40, el mundo tardó mucho en reaccionar ante el horror nazi. Sin duda, las víctimas de aquellos campos de exterminio repudiarían la conducta de quienes, habiendo aprendido en carne propia el significado del odio sistemático, hoy lo practican. La memoria del Holocausto ha sido prostituida por un régimen que utiliza el sufrimiento de sus antepasados como escudo para justificar la carnicería.
No hay excusa ni diplomacia posible. Lo que Israel hace en Gaza y Cisjordania es inaceptable. El mundo lo ve. La historia lo juzgará. Pero nosotros no podemos esperar al juicio de la historia. Ante la realidad, cualquier país que aún mantenga relaciones diplomáticas o comerciales con Israel sin exigir un cese inmediato de esta barbarie, está colaborando con el genocidio. El mundo debe actuar con una claridad moral absoluta: romper relaciones con el gobierno israelí actual no es una opción, es una obligación moral. Actuar con sanciones y aislamiento. Con un grito firme y universal: Nunca más, para nadie.
Y si algún país decide mirar a otro lado, debe ser igualmente aislado. Porque cuando se tolera el genocidio, se participa de él.

domingo, 1 de junio de 2025

El gen necio XVI

 

Los necios cada vez más necios
Los necios cada vez más necios

El virus de la desinformación se propaga cual plaga sin escrúpulos, y así el gen necio se expande y multiplica por el mundo.

–¿Sabes que las aves son en realidad drones del Gobierno para espiarnos?
–Vaya estupidez. Las aves son seres vivos, con sistemas biológicos complejos, que existen desde hace millones de años.
–Bueno, pues si no todas, al menos la mayoría. Si te fijas bien, su comportamiento no es natural. Sus movimientos a veces parecen mecánicos, como si estuvieran programadas. He visto aves que se quedan quietas en el mismo lugar durante mucho tiempo, como si estuvieran vigilando.
-Es su comportamiento natural. Por ejemplo, las aves rapaces, pueden quedarse inmóviles durante largo rato, observando su entorno para detectar presas. Y el vuelo de las aves es el resultado de su evolución durante millones de años, algo muy diferente al de una máquina controlada. Además, ¿para qué iban a fabricar drones tan sofisticados si todo está lleno de cámaras de vigilancia?
–Para que se posen en tu balcón… y poder acecharte. Existen pruebas: videos en los que las aves se caen repentinamente del cielo, pero luego se levantan como si nada. Y, la más evidente es que se posan en los tendidos eléctricos para recargarse. Eso no es natural.
–Son seres vivos que, algunas veces, se desorientan o tienen un accidente debido a factores como el clima, la fatiga, o incluso por alguna enfermedad. Y se posan en los cables para localizar posibles presas y atisbar depredadores.
–No me convences... Creo que siguen un plan. Las aves no son lo que parecen. ¿Has oído hablar de la teoría del “control mental” a través de estos drones/aves?
–Qué explicaciones tan sofisticadas para las aves, seres fascinantes por su biología y comportamiento natural. Existen muchísimos estudios sobre su anatomía, conducta, migraciones… con bases científicas muy sólidas.
–Insisto en que el Gobierno está detrás... Algo gordo trama.

Lo dicho: el gen necio.