La ultraderecha (PP) y la derecha extrema (Vox) se han puesto de acuerdo para crispar |
Con el blanqueamiento de la derecha extrema en todo el mundo, ¿acaso se están ignorando los males y horrores del fascismo?
Lo que antes se llamaba “derecha civilizada, democrática o tradicional”, ya no existe. El PP ha aceptado normalizar el discurso fascista y pacta gobiernos con Vox, aprueba leyes retrógradas y, para restarle votos, calca sus argumentos. Esto acarrea el aumento de la violencia en las palabras que genera violencia física con ataques a sedes de partidos –recientemente más de 200 solo al PSOE–, agresiones a políticos o intentos de magnicidio en Europa.
La derecha, si aún no es ultraderecha, está a tiempo de parar esta espiral: rebajar los decibelios de la arenga política y establecer un cordón sanitario a la derecha extrema para que los demócratas dejemos en evidencia las falsedades e incongruencias de sus diatribas contra todo los que no sean ellos. De lo contrario continuaremos deslizándonos por el talud, cada vez más escarpado, del funesto abismo totalitario.