¿Seremos tan necios de acabar con el planeta? |
Corría 1947, hacía pocos meses que había estallado la Guerra Fría, cuando un nutrido grupo de científicos puso en marcha un mecanismo simbólico para mostrar la sensación de peligro de sucesos catastróficos relacionados con la supervivencia y el desarrollo de la humanidad ante la amenaza de armas nucleares y de destrucción masiva, al que luego se le irían sumando la emergencia climática, las enfermedades y la inteligencia artificial. Es el “Reloj del Apocalipsis”, y sus manecillas se acercan o se alejan del instante fatídico según los acontecimientos mundiales.
En 1947, comienzo de esta herramienta simbólica, la medianoche estaba a 7 minutos; en 1991 con la caída del muro de Berlín a 17; pero ahora, con el mundo tan revuelto, nos situamos a solo 90 segundos del tétrico final de los tiempos.