Los lobbies fomentan la corrupción |
Los poderosos lobbies, acaudalados grupos de presión que defienden los intereses de las grandes compañías, resultan muy rentables para ellas. ¿Por qué, si no, incrementan desmesuradamente sus presupuestos cada año?
Y, como en demasiadas ocasiones sus intereses –a pesar de ser diametralmente opuestos a la salud medioambiental, ciudadana y el bolsillo de la gente– se imponen para mejorar sus metas económicas mediante el fomento de una economía depredadora, habría que proscribirlos o, al menos, implantar la transparencia total para fiscalizarlos con escrupuloso rigor en aras de una necesaria regeneración democrática que deje paso a un futuro verde sostenible de bienestar y progreso solidario.
Sin ir más lejos, ahora mismo están logrando que muchos países amplíen el límite al uso de combustibles fósiles, cuando ya se sabe que causan cientos de miles de muertos al año y han provocado la emergencia climática. Es el ansia de ganar dinero hoy, sin importar el mañana porque ya no estarán.
Tal y como está la legislación hoy día, y por lo influyentes y poderosos que son, se diría que se ha legalizado la corrupción.