Poquito a poco la ultraderecha (PP), aliada con la derecha extrema (Vox) van haciendo que el fascismo devore las libertades |
Recientemente Borja Sémper sentenció: «Creo que lo mejor para mi país es que Vox no esté en el futuro Gobierno de España». Entonces, si como la mayoría de encuestas señalan Feijóo solo podría gobernar con Vox, ¿España no tendrá lo mejor?
Es una pregunta retórica. Ya lo hemos constatado. En varias ciudades se han firmado acuerdos –Gijón, Valladolid, Palma, Elche…– para eliminar los carriles bici y que los coches, contaminantes y ruidosos, puedan monopolizar el espacio público a costa de nuestra salud, y también han puesto en marcha la inquisición en cine y teatro –Lope de Vega, Virginia Woolf, Lightyear–… de momento, porque ahí no van a parar.
Pero el PP se ufana de no pactar a cualquier precio; ¿luego la involución de libertades y derechos acordado en Valencia, Extremadura y 150 ayuntamientos es el pago correcto?
Y no me digan que la izquierda pacta con quien quiere. No vale compararlo con acuerdos ocasionales con Bildu o ERC que mejoran la vida de la gente. En realidad, Europa no está preocupada por ello; pero sí observa estupefacta –de hecho, está alerta– el blanqueamiento de Vox, por no respetar los derechos humanos unido a su visceral negacionismo, y la radical deriva del PP.