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La corrupción forma parte de la historia del PP. Si no les gusta, ¡refúndense! |
Y nos desveló quien era el enigmático M. Rajoy.
Para que no digan que es pasado, recordemos la reciente y actual forma de conducirse en este asunto: desoír denuncias internas, salir en tromba a apoyar a los corruptos y anunciar conspiraciones, destruir pruebas, recusar jueces, anular procesos, recurrir fianzas, obstruir como acusación particular, silencio a las preguntas de la Fiscalía, responder “no recuerdo” al juez, impedir la renovación del CGPJ, gripar los engranajes de la justicia, utilizar los aparatos del Estado para volatizar indicios y, anteayer Egea sembró dudas sobre la independencia judicial.
Miserable y depravada instrumentalización de las instituciones para perpetuarse.
Y aunque Casado –en la ejecutiva cuando tan desoladoras fechorías acontecían–, enmudezca, Bárcenas es actualidad, no es pasado; porque el pasado, como decía Faulkner, «nunca muere y ni siquiera es pasado». El pasado construye el presente, o ¿los dirigentes actuales no se forjaron en aquel pasado y continúan siendo tibios con la corrupción?
Es la historia del PP. Si no les gusta, ¡refúndense!