Los gritos de los militantes se escuchan en la noche electoral de Ferraz |
A pesar del voto progresista que pidió cambios y no un mero barniz cosmético, en los casi tres meses transcurridos desde las elecciones, un PSOE presionado por el capital, ha optado por negar los nuevos tiempos y enrocarse en un pasado de gobierno en solitario. ¡Si hasta la derecha sabe repartir cargos! Exige –con amenazas electorales– votos y abstenciones a cambio de nada. Esta cerrazón nos aboca a una nueva convocatoria electoral.
Haciendo añicos la esperanza, descorazona que el PSOE se haya decantado tenazmente por mendigar apoyo a la derecha mirando al Ibex y desoyendo a sus votantes. Sánchez, instalado en el dontancredismo, no debe olvidar que la izquierda es indisciplinada, al contrario que la derecha que, por muy disgustada que esté, siempre vota.
¿Nos lamentaremos en noviembre del Gobierno que pudo ser y no fue, como en 2016? Pedro, cuando un Presidente juega con fuego, nos quemamos todos.