En la calle Génova han salido a relucir las navajas |
Un abúlico Rajoy en el poder –siempre fiel a su propio axioma críptico de «no tomar ninguna decisión, lo que también es una decisión»–, renegó de hacer política dejando caer los asuntos por su propio peso y, claro está, casi nunca en lugar ni momento adecuados. De igual manera se desentendió de su sucesión al frente del partido. Ahora, tras la consulta más endeble en número militantes de la historia de la democracia, quedan en feroz liza los delfines de Rajoy y Aznar. Y así, en la disputa por las llaves de una Génova descabezada, asoman destellos especulares de hojas de navajas bien afiladas.
Por ello, ante el atronador toque de generala, arrecian las presiones para que los dos candidatos, avatares de Aznar y Rajoy, además de no poder debatir sus proyectos de partido, infrinjan su propio reglamento y se den la mano en foto pactada para acudir al congreso como candidatura única.
Por ello, ante el atronador toque de generala, arrecian las presiones para que los dos candidatos, avatares de Aznar y Rajoy, además de no poder debatir sus proyectos de partido, infrinjan su propio reglamento y se den la mano en foto pactada para acudir al congreso como candidatura única.